Benotto, la historia de la marca que llegó pedaleando de Italia a México

 BENOTTO

Esta icónica empresa de ciclismo nacida en Italia hizo de nuestro país su hogar y la podemos llamar hoy una empresa mexicana. Esta es la historia de la marca Benotto.

Durante mi infancia y adolescencia recuerdo que en la calle Pensilvania, en la colonia Nápoles de la Ciudad de México, en la acera opuesta a la heladería Chiandoni, otro negocio muy mexicano fundado por un italiano, se encontraba la tienda de Benotto. Había siempre, no sé si era la misma, una bicicleta y la bandera italiana, la fachada del local estaba pintada de azul. Benotto estaba ahí como una parte más del paisaje citadino.

En aquellos años era difícil para mi distinguir entre los diferentes tipos de bicicletas y para mi la mejor bici era la mía, en la que podía recorrer las calles de la colonia y competir con mis vecinos y hermanos a ver quién daba más vueltas a la manzana o quién lograba hacer esa misma ruta en menos tiempo.

Con el tiempo aprendí lo mínimo acerca de bicicletas para empezar a entender la importancia y valor de una bicicleta de carreras y también a saber distinguir la tecnología que hay detrás de ella, como aprendí del valor de los que llegan a una tierra extraña para vivir en ella y convertirla en propia.



Así es la historia de Giacinto Benotto el hombre que fundó la marca de bicicletas. El ciclista y empresario nació en Turín, Italia, el 24 de febrero de 1907. Su carrera como ciclista se desarrolló entre 1927 y 1930, de acuerdo con el sitio de web, Benotto como una marca armadora de bicicletas fue fundada en 1931.

Con el paso de los años Benotto llegó a fabricar 500 bicicletas diarias y a posicionar la marca a nivel nacional e internacional. La historia dice que en 1953 decidió migrar a México para refundar en nuestro país su empresa ciclista. La  idea de abandonar su patria sin duda tiene que ver como sucedió con muchos otros europeos en empezar en otro lado pues Europa se encontraba destrozada después de la II Guerra Mundial y los países que conocemos como miembros del Eje y fueron derrotados, tenían economías raquíticas en esos años, todo a pesar de que la marca estaba muy bien posicionada en el circuito profesional del ciclismo, tan solo en 1951 el italiano Antonio Bevilacqua había ganado la carrera de Paris-Roubaix en una Benotto.

Cuando Giacinto y su familia llegaron a Guadalajara apenas siete años habían pasado desde el fin de la guerra. Un año después, en 1953, Giacinto se estableció de manera definitiva en la Ciudad de México.

Desde la capital del país retomó la aventura de Benotto. La historia cuenta que unos años antes la hermana de Giacinto, Ernesta, en 1948 al enterarse de que Venezuela gracias a sus reservas petroleras estaba por experimentar una abundancia anhelada en ese momento en Italia, decidió ir a la nación sudamericana para vender bicicletas. La idea resultó muy buena, así que cuando el negocio comenzó a crecer invitó a sus hermanos menores Felice y Luigi a unirse con ella en Venezuela. En otras narrativas se menciona que fue Felice quién viajó primero a Venezuela, lo que se sabe es que fue uno de sus hermanos el que en un viaje a nuestro país reconoció el potencial que había en él y le sugirió a Giacinto establecerse en México.


La producción principal de las bicicletas permaneció en Italia a pesar de establecer fabricas en México y Venezuela. Fue hasta la década de 1980 cuando Giacinto decidió terminar la producción en Italia y Venezuela para centralizarla en México.

Una de las estrategias de la empresa ha sido desde tiempos de la marca en Europa el apoyar a ciclistas profesionales entre los que destaca Eddie Mercx, pero están otros legendarios campeones del deporte como el mexicano Raúl Alcalá, Greg LeMond u Ole Ritter, que rompió el récord de la hora en 1968 montando una Benotto.


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